En una playa cercana al arrecife frente a Kauai, en Hawai, amaneció hace días con una triste imagen, una ballena muerta yacía en la orilla luego de haber sido arrastrada por la marea durante la noche. El cetáceo había sido visto días anteriores en el arrecife, aunque nadie se había percatado de su delicado estado, medía 17 metros de largo y pesaba 54.400 kilos.
Sin embargo, su aparición sin vida no fue lo que más lamentaron los científicos de la zona, sino lo que fue la probable causa de su muerte. Según detallaron los especialistas, el animal habría perdido la vida luego de ingerir grandes cantidades de trampas para peces, redes, bolsas y otros escombros de plástico.
Este hecho expuso la amenaza que el desecho de basura en el mar tiene sobre la vida silvestre, que se ve directamente perjudicada por los millones de toneladas de estos materiales que invaden su ecosistema. Científicos precisaron que alrededor de la cuarta parte de los 32 millones de toneladas de plástico producidos anualmente en el mundo va a parar a los cuerpos de agua.
Kristi West es la directora del laboratorio de salud de la Universidad de Hawai y señaló que los objetos extraños que fueron hallados en el intestino de la ballena eran suficientes para bloquear el paso de alimentos.
“La presencia de pescados y calamares no digeridos ratifica que hubo un bloqueo”, informó por su parte el Departamento de Tierra y Recursos Naturales de Hawai en un comunicado de prensa, en línea con las afirmaciones de West de que ésto habría impedido al animal de alimentarse correctamente.
Los investigadores que realizaron la autopsia de la ballena precisaron que en su estómago se hallaron seis trampas para mixinos, siete tipos de redes de pesca, dos tipos de bolsas de plástico, un sedal de pesca, un flotador y hasta un protector de linterna. También dieron cuenta de restos de calamares, esqueletos de peces y restos de otras presas.