Sean un cálculo político (para evitar que los republicanos lo acusen de ser blando con China tras la foto de Biden con Xi) o simplemente un desliz, lo dicho por Biden en un evento de recaudación de fondos en California y la contundente respuesta de Pekín evidencian que las dos mayores potencias económicas del mundo siguen enquistadas en una peligrosa senda de desconfianza mutua.
Y es que el gobierno chino no tardó en salir al paso del comentario hecho por Biden, calificándolo de “extremadamente absurdo e irresponsable”.
“Es una flagrante provocación política y China expresa su total insatisfacción y oposición”, dijo Mao Ning, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino.