En el futuro la seguridad corporativa podría prescindir de contraseñas y credenciales para adoptar un método más personalizado e infalible: el propio cuerpo del empleado. Avances en inteligencia artificial y tecnología de sensores están llevando a las empresas a contemplar el uso de datos biométricos, desde el reconocimiento facial hasta el análisis de la marcha, para autenticar identidades y proteger sus sistemas.
Esta tendencia hacia una “llave de seguridad corporal” promete, según investigaciones publicadas por The Wall Street Journal, una experiencia sin fisuras para los empleados y una protección robusta contra ciberataques, aunque también plantea preguntas críticas sobre la privacidad y el manejo de información personal sensible.