Un alto porcentaje de estadounidenses ha comenzado a ver la comida rápida como un lujo debido a los significativos aumentos en los precios del menú. Una encuesta reciente de LendingTree reveló que casi el 80% de los adultos participantes perciben que comer en cadenas como McDonald’s, Chipotle, Taco Bell y Chick-fil-A ha dejado de ser una opción económica y accesible.
Además del componente económico general, la encuesta destacó un fuerte componente socioeconómico. Más de la mitad de los encuestados mencionaron que consideran la comida rápida un lujo porque enfrentan dificultades económicas. Esta percepción fue especialmente evidente entre aquellos con ingresos anuales inferiores a USD 30.000, padres con niños pequeños, miembros de la Generación Z (nacidos entre (1995 y 2005) y mujeres. “Para personas con ingresos limitados, los aumentos constantes en los precios significan que la comida rápida ya no es una opción viable”, comentó un analista financiero de LendingTree.