Durante la noche del sábado 17 de mayo, el buque escuela mexicano Cuauhtémoc, con 277 personas a bordo, se preparaba para partir rumbo a Islandia tras concluir una visita diplomática y de formación naval en la ciudad de Nueva York. En medio de las maniobras para abandonar el puerto, la embarcación perdió el control y avanzó en reversa, chocando contra la estructura del puente de Brooklyn.
El impacto derribó los tres mástiles del velero y provocó la caída de dos cadetes, quienes perdieron la vida, dejando también más de 20 heridos. Las víctimas mortales fueron identificadas como América Yamileth Sánchez, originaria de Xalapa, Veracruz, y Adal Jair Marcos, de Salina Cruz, Oaxaca.
Díganme que pedazo de pendejo de Almirante de la Marina puede hacer semejante pendejada
Destrozar el buque escuela cuauhtémoc en el puente de Brooklyn ¡DE REVERSA!
HABILIDADES QUE SOLO TIENE LA 4T pic.twitter.com/yfJ22urw7S
— PEDRO FERRIZ (@pedroferriz3) May 18, 2025
América, de 21 años, destacaba como atleta y formaba parte de la Heroica Escuela Naval Militar. Adal, cuya edad no se confirmó, era reconocido por su entusiasmo por los viajes y su dedicación al servicio naval. Las autoridades mexicanas notificaron a las familias y ofrecieron su respaldo durante el proceso.
Mientras tanto, el buque permanece anclado en el East River. Aunque las autoridades de Nueva York aseguraron que el puente no sufrió daños estructurales, se mantiene en evaluación. En paralelo, investigadores de México y Estados Unidos iniciaron una pesquisa para esclarecer las causas del accidente.
Condiciones marítimas adversas y errores de maniobra
El choque ocurrió en un contexto complejo. La marea cambiaba en el momento de la partida, generando fuertes corrientes en el East River. A esto se sumaron ráfagas de viento procedentes de Manhattan y los estrechos canales del puerto neoyorquino, un escenario desafiante incluso para capitanes experimentados.
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El Cuauhtémoc, con 90 metros de eslora, navegaba en reversa cuando sus mástiles impactaron contra el puente. Testigos grabaron el momento exacto del choque, evidenciando que la embarcación avanzaba a gran velocidad sin control aparente. Aunque no se ha confirmado una causa oficial, se sospecha de un fallo en el sistema de propulsión o de una retirada prematura del remolcador de escolta, que habría debido acompañar al barco hasta aguas más abiertas.
Este punto ha generado debate, ya que recuerda el reciente caso del buque carguero que colapsó un puente en Baltimore. En ambas situaciones, expertos cuestionaron el protocolo de asistencia de remolcadores en salidas de puertos complejos.
Se evitó una tragedia aún mayor
A pesar de la magnitud del accidente, especialistas destacaron que se evitó una catástrofe mayor gracias a varios factores. El velero cuenta con un aparejo de acero que sostuvo los mástiles tras el impacto, evitando que cayeran directamente al agua o sobre la tripulación. Además, los marineros permanecieron asegurados en sus posiciones durante la maniobra, lo que previno más caídas desde alturas que superaban los 12 pisos.
Sal Mercogliano, exmarino mercante y analista marítimo, consideró que la combinación de una estructura alta, corriente intensa, viento cruzado y posible falta de apoyo externo creó el escenario perfecto para el desastre. Señaló que la investigación deberá revisar el cumplimiento de los protocolos de navegación en puertos complejos, así como la reacción del equipo a bordo.
La investigación continúa, y las autoridades mexicanas se comprometieron a esclarecer los hechos, rendir homenaje a los caídos y revisar los procedimientos de seguridad en operaciones internacionales de sus buques escuela.