La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) presentó su pronóstico oficial para la temporada de huracanes en el Atlántico de 2025, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre. Según la agencia, el Atlántico enfrentará una temporada más activa de lo normal, aunque con menos intensidad que la registrada en 2024.
La NOAA estima entre 13 y 19 tormentas con nombre, de las cuales entre seis y 10 podrían convertirse en huracanes. Además, entre tres y cinco de estos sistemas alcanzarían la categoría de huracanes mayores, es decir, categoría 3 o superior en la escala de Saffir-Simpson.
Para poner en contexto esta predicción, una temporada promedio en el Atlántico cuenta con aproximadamente 14 tormentas con nombre, nueve huracanes y cuatro huracanes de gran intensidad. De cumplirse las estimaciones, 2025 superaría esas cifras, aunque sin igualar el nivel de actividad observado en 2024.
¿Qué factores influyen en la predicción?
La NOAA tomó en cuenta múltiples elementos atmosféricos y oceánicos al desarrollar este pronóstico de la temporada de huracanes. Uno de los factores clave es el patrón climático conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Este fenómeno implica cambios en la temperatura del agua del Océano Pacífico, lo que afecta de forma directa la formación de tormentas en el Atlántico.
En el inicio de la temporada de 2025 se espera una fase casi neutra de ENOS. Esto implica temperaturas oceánicas cercanas al promedio en el Pacífico, lo que podría generar condiciones relativamente normales para la actividad ciclónica en el Atlántico.
Sin embargo, las aguas superficiales del Atlántico tropical ya muestran temperaturas superiores a lo habitual, lo cual favorece el desarrollo de tormentas. Además, la NOAA prevé una cizalladura del viento más débil, lo que también facilita la formación de huracanes.
Comparación con la temporada 2024
El año pasado cerró con 18 tormentas con nombre, 11 huracanes y 6 huracanes mayores. Tres de esos huracanes tocaron tierra en Florida, lo que dejó una huella significativa en esa región del sureste de Estados Unidos. La temporada de 2024 se vio impulsada por una fuerte fase de La Niña, que redujo la cizalladura del viento en el Atlántico y potenció la formación de sistemas tropicales.
Para 2025, la NOAA no anticipa una repetición de esas condiciones extremas. Aun así, la combinación de temperaturas cálidas en el Atlántico y condiciones neutras en el Pacífico sugiere una temporada activa. Y aunque las predicciones apuntan a un panorama menos extremo que el de 2024, basta con una sola tormenta intensa para generar impactos devastadores en las comunidades costeras.
Un llamado a la preparación
Tanto la NOAA como expertos en meteorología coinciden en que las predicciones ofrecen una visión general, pero no determinan el impacto directo sobre regiones específicas. Por eso, recomiendan a los residentes de zonas vulnerables que mantengan sus planes de emergencia actualizados y sigan los pronósticos oficiales durante toda la temporada.
La vigilancia y la preparación temprana siguen siendo herramientas clave para reducir los riesgos ante el aumento previsto de la actividad ciclónica en 2025.