Falta de electricidad, miles de refugiados, rescates en medio del ciclón y extensas inundaciones, son algunas de las situaciones que han atendido en el condado de Orange, en Florida.
Con el paso de Ian por la ciudad de Orlando, se vivieron vientos constantes y lluvias copiosas por lo que se consideró como la quinta tormenta más potente en la historia de Estados Unidos, pues en su paso provocó severas inundaciones y apagones en todo el estado.
“Hemos visto una gran cantidad de inundaciones, algunos daños significativos por el viento y apagones en todo el condado. Anticipamos que este tipo de daño podría ocurrir y ocurriría y, desafortunadamente, estamos viendo lo peor del huracán Ian”, lamentó el director de seguridad pública del condado de Orange, Danny Banks, a los medios de comunicación la mañana del jueves 29 de septiembre.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés) esa mañana del jueves 29 apuntó que Ian se había degradado a tormenta tropical con vientos máximos sostenidos de 65 millas por hora al continuar su trayectoria en el centro del estado. Su movimiento se mantenía a ocho millas por hora hacia el noreste del estado, pero cuando tocó tierra como huracán de categoría 4, inundó casas y calles, derribó árboles y avivó olas devastadoras del mar, empeorando el escenario con ráfagas de vientos de hasta 150 millas por hora.
Las inundaciones “extensas, amenazantes a la vida y catastróficas” que trae el fenómeno continuarán en el centro y el norte de Florida, así como en el sureste de Georgia y este de Carolina del Sur para el fin de semana. Acorde a Banks, se espera que caigan otras hasta 10 pulgadas más de lluvia durante el día, por lo que la tormenta dejará casi dos pies de precipitación en el condado de Orange.