Existen numerosos ejemplos, especialmente en Estados Unidos, sobre el uso de bots de inteligencia artificial (IA) en la atención de la salud mental. Pero los expertos en medicina y los investigadores han manifestado su preocupación por algunos inconvenientes en los algoritmos, filtraciones de datos privados y el sesgo de atención. En el centro de la escena queda la forma en que se regulan estos sistemas.
Si bien hay amplios sectores que se han mostrado optimistas sobre los beneficios que esta tecnología podría tener para los pacientes, supliendo la falta de profesionales de la psicología en varias áreas, otros advirtieron que la IA para el diagnóstico y el tratamiento puede complicar la crisis de salud mental que existe en el mundo.
Tina Hernandez-Boussard, profesora de informática biomédica en la Universidad de Stanford, quien ha usado la IA para predecir el riesgo de adicción a los opioides, advirtió que los riesgos podrían intensificarse si la IA comienza a hacer diagnósticos o brindar tratamiento sin la presencia de un médico. Para evitar esto, la especialista recomendó a los generadores de tecnología para la salud que establezca estándares mínimos para los algoritmos o herramientas de IA para garantizar la equidad y la precisión antes de que se hagan públicos.