Con un tamaño aproximado de casi dos metros cuadrados, la piel es el órgano más grande y uno de los más visibles del cuerpo humano. Es por este motivo que, al encontrarse más expuesto, es necesario realizar un control de forma regular para detectar cuando se registra algún daño en las células que forman su capa externa, provocando un crecimiento celular anormal y descontrolado.
El resultado de este comportamiento anormal es el cáncer de piel, siendo que la enfermedad es menos frecuente, aunque más peligrosa es el melanoma. Según la Sociedad Americana del Cáncer, “la frecuencia del melanoma es más de 20 veces mayor en los blancos que en las personas de raza negra”, siendo que, generalmente, el riesgo de transitar esta patología durante “el transcurso de la vida es de aproximadamente 2.6% (1 en 38) para las personas de raza blanca, 0.1% (1 en 1,000) para las personas de raza negra y 0.6% (1 en 167) para los hispanos o latinos”.
“Hay más casos de cáncer de piel que todos los demás cánceres combinados”, explicó el doctor Jesse M. Lewin, profesor asistente de Dermatología, Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai. En ese sentido, indicó que “más de 5 millones de personas en los Estados Unidos son diagnosticadas con cáncer de piel cada año”, y “una de cada cinco personas en los Estados Unidos desarrollará un cáncer de piel a la edad de 70 años”.