En marzo, Estados Unidos registró un incremento significativo en la tasa de inflación, la cual alcanzó el 3.5% en comparación con el año anterior. Este repunte, impulsado por el aumento en los precios de la vivienda y la gasolina, marca un desafío en los esfuerzos por contener el crecimiento de los precios, los cuales superan el objetivo del 2% establecido por la Reserva Federal.
La inflación de base, que excluye alimentos y energía por su volatilidad, se mantuvo en 3.8%, demostrando estabilidad respecto al mes anterior, pero revelando una tendencia subyacente de precios en ascenso.